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Tatiana Almeida

Logopeda

La disartria, un complejo trastorno del habla, se produce cuando los músculos encargados de la articulación del habla experimentan debilidad, parálisis o una notable falta de coordinación

Este conjunto de síntomas interfiere directamente con la capacidad de una persona para hablar de manera clara y comprensible, afectando aspectos fundamentales como la velocidad a la que se habla, la claridad con la que se pronuncian las palabras, el tono y la fuerza de la voz, así como su calidad general.

DISARTRIA

Cuando estos síntomas se presentan en un individuo, la rehabilitación neurológica se destaca como un elemento esencial para quienes los experimentan.

Este artículo busca explorar de manera detallada qué es la disartria, las causas detrás de ella, los síntomas que la caracterizan, los tratamientos disponibles y cómo mejorar la comunicación con quienes la padecen. 

Abordaremos estos temas con el fin de ofrecer una visión comprensiva que no solo ilustre la condición desde un punto de vista médico sino también desde la perspectiva de la neurorrehabilitación y la mejora de la calidad de vida.

Qué es la disartria

A diferencia de otros trastornos como la afasia, que pueden afectar la comprensión o el procesamiento cognitivo del lenguaje, la disartria se centra específicamente en las dificultades físicas de la producción del habla

Los individuos con este diagnóstico retienen plenamente su capacidad intelectual y su entendimiento del lenguaje. Sin embargo, encuentran un obstáculo significativo en la mecánica de expresar sus pensamientos y necesidades verbalmente.

Este trastorno puede manifestarse en una amplia gama de formas, desde ligeras dificultades en la articulación de ciertos sonidos hasta una incapacidad casi total para hablar

DISARTRIA

En algunos casos, la voz de la persona afectada puede sonar nasal o monótona, o puede presentar un volumen irregular, lo que hace que su habla sea difícil de entender para los demás. Estos cambios en la producción del habla no solo afectan la comunicación efectiva sino también pueden tener un impacto significativo en la autoestima y la calidad de vida del individuo.

La disartria es resultado de diversas condiciones y lesiones que afectan el sistema nervioso, incluyendo, pero no limitándose a, accidentes cerebrovasculares, lesiones cerebrales traumáticas, enfermedades neurodegenerativas y complicaciones derivadas de procedimientos quirúrgicos. 

El diagnóstico preciso y temprano es crucial para implementar estrategias de tratamiento efectivas que buscan mejorar la comunicación y, por ende, la calidad de vida de quienes viven con disartria.

Causas de la disartria

La diversidad de factores que pueden dar lugar a la disartria subraya la complejidad de este trastorno y la necesidad de una evaluación detallada para identificar su origen específico en cada paciente. 

personas mirando una tablet

Además de las ya mencionadas enfermedades neurodegenerativas y lesiones provocadas por daños cerebrales, otros factores menos conocidos también pueden contribuir al desarrollo de la disartria. 

Por ejemplo, ciertas infecciones que afectan el sistema nervioso central, como la meningitis o la encefalitis, pueden provocar la aparición de este trastorno del habla. De igual manera, enfermedades metabólicas que desequilibran los niveles de sustancias químicas en el cerebro, afectando la función neurológica, pueden ser responsables.

El consumo de sustancias que afectan el sistema nervioso central también pueden incidir en la capacidad de controlar los músculos necesarios para el habla. Además, condiciones genéticas o hereditarias que predisponen a los individuos a trastornos neuromusculares pueden manifestarse como disartria.

El análisis de las causas de la disartria no estaría completo sin considerar los efectos secundarios de ciertos medicamentos. Algunos fármacos, especialmente aquellos que influyen en el sistema nervioso, pueden tener efectos adversos que incluyen debilidad muscular o problemas de coordinación, lo que eventualmente podría desencadenar síntomas de disartria.

Entender la raíz específica de la disartria en cada caso es fundamental, no solo para personalizar el tratamiento, sino también para abordar la causa subyacente de manera efectiva. 

En algunos casos, ajustar la medicación o tratar una infección subyacente puede resultar en mejoras significativas. En otros, el enfoque puede estar en manejar los síntomas de enfermedades crónicas para mejorar la calidad del habla

La colaboración entre neurólogos, logopedas y fisioterapeutas es esencial para diseñar un plan de tratamiento integral que aborde todos los aspectos de esta condición multifacética.

Síntomas de la disartria

Además de los ya mencionados, otros signos distintivos de este trastorno pueden incluir una voz que suena forzada o tensa, dificultades en controlar el ritmo del habla que resultan en un patrón de hablar demasiado rápido o, en contraste, excesivamente pausado y con vacilaciones frecuentes.

Los pacientes pueden experimentar también una notable variabilidad en el volumen del habla, alternando entre una voz excesivamente alta y una inaudiblemente baja, sin un control voluntario sobre estas fluctuaciones. 

En casos particulares, se puede observar una respiración irregular o ineficaz que afecta la capacidad para hablar largas frases o mantener conversaciones prolongadas sin fatiga. Este aspecto es especialmente relevante ya que la respiración adecuada es fundamental para una fonación y articulación efectivas.

persona con dificultades para respirar

Otro síntoma que puede ser prevalente en individuos con disartria es la salivación excesiva o el control pobre de la misma, lo que puede complicar aún más el acto de hablar. Además, algunos afectados pueden manifestar dificultades para masticar o tragar, síntomas que apuntan a la disfunción de los músculos involucrados en el habla y en otros procesos relacionados.

Es importante destacar que la presencia y la gravedad de estos síntomas pueden variar no solo de persona a persona, sino también a lo largo del tiempo en un mismo individuo, dependiendo de la evolución de la condición subyacente que causa la disartria. 

Este espectro de síntomas refleja la importancia de un enfoque personalizado en el diagnóstico y tratamiento de la disartria, subrayando la necesidad de adaptar las intervenciones a las características específicas de cada paciente y a su evolución a lo largo del tiempo.

La observación atenta y la comunicación continua entre pacientes, familiares y profesionales de la salud son fundamentales para identificar cambios en el estado del habla y ajustar las estrategias de manejo conforme sea necesario.

¿Qué tratamientos existen para las personas que sufren disartria?

Dentro del espectro de intervenciones disponibles para tratar la disartria, se encuentran también técnicas y metodologías diseñadas para maximizar la funcionalidad del habla y promover una comunicación más clara. 

Uno de estos métodos incluye ejercicios específicos de respiración dentro del marco de la fisioterapia respiratoria, y relajación para mejorar el control sobre la producción vocal, lo que puede ayudar significativamente a quienes luchan con la irregularidad en el tono y el volumen de su voz. 

La adaptación del entorno comunicativo constituye otro aspecto relevante del tratamiento. Esto puede significar modificar el contexto en el que se produce la comunicación, como reducir el ruido de fondo y emplear señales visuales o escritas para apoyar el entendimiento mutuo.

En algunos casos, la intervención puede beneficiarse del uso de tecnologías avanzadas, como aplicaciones de comunicación aumentativa y alternativa (CAA) que permiten a los usuarios expresar sus pensamientos e ideas mediante tablets o dispositivos especializados.

señor mirando tablet

La colaboración entre disciplinas es esencial no solo para el tratamiento directo de la disartria, sino también para abordar las condiciones subyacentes que pueden estar contribuyendo al trastorno. 

La educación y el soporte a familias y cuidadores juegan un rol crucial en el tratamiento de la disartria. Proporcionarles estrategias comunicativas efectivas y enseñarles sobre las adaptaciones necesarias en el hogar y en la vida cotidiana del paciente puede mejorar sustancialmente la interacción y el bienestar emocional de todos los involucrados. 

Este enfoque holístico, que combina técnicas terapéuticas, adaptaciones ambientales y tecnológicas, así como el soporte emocional y educativo, es fundamental para abordar los retos que presenta la disartria.

¿Cómo se puede conseguir una mejor comunicación con la persona que sufre disartria?

Para optimizar la interacción con alguien que experimenta disartria, es crucial enfocarse también en la capacitación y sensibilización de los interlocutores. La implementación de técnicas de escucha activa, donde el oyente presta atención completa y proporciona retroalimentación constructiva, puede marcar una diferencia significativa. 

Evitar interrumpir mientras la persona está hablando puede ser especialmente valioso dado que algunos individuos con disartria pueden necesitar más tiempo para expresar sus pensamientos.

Fomentar un ambiente de comunicación positivo y abierto, donde se anima al individuo a expresarse sin temor a juicio o crítica, es otro aspecto fundamental. Crear un espacio seguro donde la persona se sienta cómoda para intentar hablar contribuye a su confianza y motivación para seguir participando en conversaciones.

PERSONAS HABLANDO EN UN BAR

La clarificación de mensajes es otra estrategia útil. Esto puede implicar pedir al hablante que repita o reformule lo que ha dicho, o incluso confirmar lo entendido mediante la repetición de sus palabras. Esta técnica asegura que el mensaje ha sido comprendido correctamente y evita malentendidos.

Además, establecer un sistema de comunicación de respaldo, como un tablero de comunicación con palabras, frases comunes o imágenes, puede ser beneficioso en situaciones donde la comunicación verbal se complica. Estos sistemas pueden actuar como un puente comunicativo, ofreciendo al individuo una manera alternativa de expresarse cuando las palabras faltan.

La participación en talleres de comunicación, la consulta con logopedas y la búsqueda de recursos educativos pueden equipar a todos los involucrados con las herramientas necesarias para mejorar la comunicación y, por ende, la calidad de la relación. 


Comprender la condición, sus causas, síntomas, y las opciones de tratamiento disponibles es fundamental para mejorar la calidad de vida de quienes la padecen. Y es ahí donde la rehabilitación neurológica juega un papel crucial en este proceso, ofreciendo respuestas y apoyo a los individuos y sus familias.

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