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Tatiana Almeida

Logopeda

La logopedia es una herramienta fundamental en el tratamiento de los trastornos del habla y la deglución asociados a la enfermedad de Parkinson.

Esta patología neurodegenerativa no solo afecta al movimiento, sino que también compromete la capacidad de comunicarse y alimentarse con normalidad, lo que impacta directamente en la calidad de vida de quienes la padecen. 

En este contexto, la intervención logopédica se convierte en una pieza clave para mantener la autonomía del paciente, prevenir complicaciones y mejorar su bienestar físico y emocional

Por ello, a lo largo de este artículo hablaremos de cómo actúa la logopedia frente al Parkinson, qué beneficios aporta y qué tipo de ejercicios y tratamientos se aplican en la práctica clínica.

¿Cuál es el rol de la logopedia en el Parkinson?

Clínica de logopedia para tratar el Parkinson

La logopedia es la disciplina sanitaria encargada de la prevención, evaluación, diagnóstico y tratamiento de los trastornos de la comunicación, el lenguaje, la voz, el habla y las funciones orales no verbales, como la deglución

Aunque tradicionalmente se asocia con el trabajo con niños o personas con dificultades del lenguaje, su papel es esencial en enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.

En el contexto de la enfermedad de Parkinson, la logopedia tiene un enfoque doble: por un lado, actúa sobre los problemas del habla que dificultan la comunicación; por otro, interviene en las alteraciones de la deglución que pueden derivar en complicaciones graves como atragantamientos o infecciones respiratorias.

El objetivo de la intervención logopédica en personas con Parkinson no es curativo, ya que la enfermedad es progresiva, sino preventivo, paliativo y funcional. 

La logopedia busca mantener las capacidades comunicativas el mayor tiempo posible, ralentizar el deterioro funcional y entrenar estrategias para adaptarse a los cambios que impone la enfermedad. A través de ejercicios específicos, acompañamiento profesional y educación al paciente y a su entorno, se promueve una mayor autonomía y participación social.

Por tanto, la logopedia en el Parkinson no solo mejora la calidad de vida del paciente, sino que también reduce el impacto emocional y social de los síntomas, favoreciendo una vida más activa y conectada con su entorno.

¿Cómo afecta el Parkinson al habla y al tragar?

Cómo afecta el Parkinson al habla y al tragar

Los síntomas motores del Parkinson son los más conocidos, pero esta enfermedad también compromete funciones esenciales como la comunicación verbal y la deglución. 

Estos aspectos, aunque menos visibles, impactan profundamente en la calidad de vida del paciente y requieren una intervención especializada.

Trastornos del habla

Uno de los síntomas menos visibles, pero más incapacitantes de la enfermedad de Parkinson, son los trastornos del habla, que afectan a entre el 60% y el 80% de las personas diagnosticadas. 

Este tipo de alteración se conoce como disartria hipocinética, y se produce como consecuencia de los cambios neuromusculares que provoca la enfermedad: rigidez, bradicinesia (lentitud de movimiento), temblor y alteración del control motor fino.

Las personas con Parkinson pueden experimentar una variedad de dificultades relacionadas con la producción del habla. Entre los síntomas más frecuentes se encuentran:

Estos síntomas afectan no solo al acto de hablar, sino también a la autoestima y vida social de la persona con Parkinson. 

Muchas veces, el paciente se frustra al no poder comunicarse con fluidez, lo que puede llevarle a reducir su participación en conversaciones o evitar situaciones sociales por miedo a no ser entendido. Esta situación de aislamiento incrementa el riesgo de ansiedad, depresión y deterioro cognitivo.

Aquí es donde la intervención logopédica cobra una gran importancia. El logopeda trabaja con técnicas y ejercicios adaptados al nivel de afectación del paciente, con el objetivo de mejorar la intensidad vocal, la claridad del habla y la expresividad, y así devolverle seguridad y confianza en su capacidad comunicativa.

Disfagia: dificultades para tragar

Además de los trastornos del habla, muchas personas con Parkinson experimentan dificultades al tragar, una alteración conocida como disfagia. 

Se estima que más de la mitad de los pacientes desarrollan este problema en algún momento de la evolución de la enfermedad, aunque puede pasar desapercibido en fases iniciales.

La disfagia en el Parkinson se debe a la pérdida de control y coordinación de los músculos implicados en la masticación y la deglución. Esto afecta tanto a la fase oral (manejo del alimento en la boca) como a la fase faríngea (paso del bolo hacia el esófago), provocando síntomas como:

Estos signos pueden parecer leves al principio, pero si no se tratan, pueden generar complicaciones graves como aspiración de alimentos o líquidos a las vías respiratorias, neumonía aspirativa, desnutrición y deshidratación. 

Además, la ansiedad al comer puede llevar a una disminución del apetito, lo que agrava aún más el estado general del paciente.

Aquí, el papel de la logopedia es esencial. El logopeda evalúa la capacidad de deglución del paciente mediante pruebas clínicas específicas y propone un plan de tratamiento personalizado. Este puede incluir:

El objetivo no es solo evitar complicaciones médicas, sino también garantizar que el paciente pueda alimentarse con seguridad, dignidad y placer, preservando así su autonomía y calidad de vida.

Evaluación logopédica inicial

Evaluación clínica

El primer paso en la intervención logopédica para personas con Parkinson es realizar una evaluación completa y personalizada. 

Esta valoración inicial permite al profesional conocer en profundidad el estado funcional del paciente en lo que respecta a la comunicación oral y la deglución, así como detectar posibles signos de deterioro que aún no sean evidentes para el entorno.

Durante esta primera sesión, el logopeda:

A partir de esta evaluación inicial, el logopeda establece un plan de intervención individualizado, ajustado al nivel de afectación, las necesidades y los objetivos de la persona. 

Este plan puede variar considerablemente de un paciente a otro: algunos necesitarán trabajar la proyección de la voz, mientras que otros requerirán técnicas para tragar sin riesgo de aspiración.

Además, se definen aspectos clave como la frecuencia de las sesiones, la duración del tratamiento, y se proporciona educación y pautas a familiares y cuidadores para que puedan apoyar el proceso terapéutico en el día a día.

Esta evaluación no solo marca el punto de partida del tratamiento, sino que también ayuda a establecer una relación de confianza entre el paciente y el profesional, imprescindible para garantizar la adherencia a la terapia y motivar el compromiso con los ejercicios.

Intervenciones terapéuticas en logopedia

Mujer haciendo un ejercicio de comer con tenedor

Una vez realizada la evaluación inicial, el logopeda diseña un plan de tratamiento personalizado que aborda las áreas más afectadas por la enfermedad de Parkinson, tanto en la comunicación como en la deglución. 

Estas intervenciones logopédicas tienen como objetivo preservar las funciones orales el mayor tiempo posible, prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida del paciente. Entre las principales estrategias y ejercicios utilizados en la práctica clínica destacan:

Ejercicios de relajación

El Parkinson puede provocar rigidez muscular incluso en la musculatura facial y cervical, lo que repercute negativamente en la voz y la articulación. 

Por ello, se incorporan ejercicios de relajación que ayudan a reducir la tensión muscular y a evitar la fatiga vocal. Se trabaja especialmente la zona de cuello, mandíbula, lengua y hombros, favoreciendo un estado de calma que facilita la producción del habla.

Ejercicios de respiración

Una respiración adecuada es esencial para mantener una voz fuerte y clara. Sin embargo, en el Parkinson es común encontrar respiración superficial, irregular o poco coordinada con el habla. 

Los ejercicios respiratorios enseñan al paciente a controlar el flujo de aire, mejorar la capacidad pulmonar y mantener una correcta higiene vocal, lo que ayuda a prevenir disfonías y otros trastornos relacionados.

Ejercicios de emisión vocal

La voz de las personas con Parkinson suele ser débil, monótona o poco proyectada. Mediante ejercicios de emisión, el logopeda trabaja la intensidad, entonación y resonancia vocal, reeducando el uso de la voz para que sea más clara y audible. 

También se busca minimizar la fatiga de las cuerdas vocales, enseñando al paciente a hablar de forma más eficiente y con menos esfuerzo.

Ejercicios de articulación de fonemas

La articulación imprecisa es uno de los problemas más frecuentes en el habla de los pacientes con Parkinson. 

Por eso, se realizan ejercicios específicos para mejorar la pronunciación de fonemas, trabajando con movimientos coordinados de labios, lengua y mandíbula. Esto permite que el habla sea más comprensible para el interlocutor y mejora notablemente la capacidad comunicativa del paciente.

Técnicas de deglución segura

En los casos en los que existe disfagia, el logopeda también instruye al paciente y a su entorno en técnicas de alimentación segura. 

Estas incluyen estrategias posturales, modificación de texturas de alimentos, ejercicios de fortalecimiento de los músculos implicados en la deglución y hábitos para evitar las falsas rutas alimentarias (aspiraciones hacia la tráquea en lugar del esófago), que pueden desencadenar problemas como neumonía, pérdida de peso o deshidratación.

Estas intervenciones no solo tienen un efecto positivo en las funciones orales, sino que también influyen en aspectos emocionales y sociales

Mejorar la capacidad para comunicarse y alimentarse con seguridad y autonomía reduce el aislamiento, mejora la autoestima y favorece el bienestar general del paciente. La constancia en la práctica de estos ejercicios, tanto en consulta como en casa, es clave para mantener los logros a lo largo del tiempo.

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