
Jorge Román
Neuropsicólogo
La demencia es una de las afecciones neurológicas más prevalentes entre las personas mayores, y su comprensión, especialmente de los diferentes tipos de demencia, es clave para un diagnóstico temprano y un manejo adecuado.
En este artículo, exploraremos los principales tipos de demencia y sus características distintivas, así como sus diferencias con el deterioro cognitivo leve (DCL) asociado al envejecimiento normal. Entender estas diferencias es fundamental para actuar a tiempo y mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno.
¿Qué es la demencia?

La demencia es un síndrome caracterizado por el deterioro progresivo de las funciones cognitivas, como la memoria, el lenguaje, el juicio, la orientación espacial y la capacidad para realizar actividades cotidianas.
Este deterioro no forma parte del envejecimiento normal, y generalmente interfiere de manera significativa en la vida diaria del individuo.
Existen diversos tipos de demencia, cada uno con causas, síntomas y evolución distintas.
Tipos de demencia más comunes
1. Enfermedad de Alzheimer
Es el tipo de demencia más frecuente, representando entre el 60% y el 80% de los casos. Se caracteriza por una pérdida gradual de la memoria, dificultades en el lenguaje y desorientación temporal y espacial. La acumulación de placas de beta-amiloide y ovillos de tau en el cerebro son hallazgos característicos de esta enfermedad.
2. Demencia vascular
Este tipo de demencia es la segunda más común y está asociada a problemas en el flujo sanguíneo cerebral. Puede ser consecuencia de uno o varios accidentes cerebrovasculares (ACV), y sus síntomas dependen de las áreas cerebrales afectadas. A menudo presenta un inicio más repentino y un patrón escalonado de deterioro cognitivo.
3. Demencia con cuerpos de Lewy
Este subtipo se asocia con la acumulación anormal de proteínas llamadas cuerpos de Lewy en las neuronas. Sus síntomas incluyen alucinaciones visuales, fluctuaciones en el estado cognitivo, y signos similares al Parkinson, como rigidez y lentitud de movimientos.
4. Demencia frontotemporal
Aparece con mayor frecuencia en personas más jóvenes (entre los 45 y 65 años). Afecta principalmente los lóbulos frontales y temporales del cerebro, provocando cambios notables en la personalidad, el comportamiento y el lenguaje.
5. Demencia mixta
Es una combinación de varios tipos de demencia, comúnmente Alzheimer y demencia vascular. Los síntomas pueden superponerse, lo que dificulta el diagnóstico y tratamiento.
6. Demencias secundarias
Son aquellas causadas por otras enfermedades o condiciones médicas, como infecciones (VIH, sífilis), enfermedades autoinmunes, deficiencias nutricionales (como la falta de vitamina B12) o el abuso de sustancias.
Diferencias entre los tipos de demencia
Cada uno de los tipos de demencia presenta diferencias en su inicio, progresión, síntomas y respuesta al tratamiento:
- Alzheimer: inicio gradual, pérdida de memoria reciente como síntoma principal, progresión lenta.
- Demencia vascular: aparición brusca o escalonada, síntomas variables según la zona cerebral afectada, relacionada con enfermedades cardiovasculares.
- Demencia con cuerpos de Lewy: alucinaciones visuales, fluctuaciones cognitivas y síntomas motores parecidos al Parkinson.
- Demencia frontotemporal: cambios de conducta o lenguaje, aparición precoz (antes de los 65 años), con escasa afectación inicial de la memoria.
- Demencia mixta: combinación de síntomas de Alzheimer y demencia vascular, con progresión más rápida y compleja.
- Demencias secundarias: causadas por enfermedades o condiciones subyacentes como:
- Déficit de vitamina B12
- Hipotiroidismo
- Infecciones (VIH, sífilis)
- Daños cerebrales como un tumor
- Uso crónico de alcohol o ciertos medicamentos
Algunas pueden ser reversibles si se detectan y tratan a tiempo.
También difieren en la edad de aparición, el impacto funcional y emocional, y la forma de abordaje clínico. Por ejemplo, mientras que los tratamientos farmacológicos pueden ayudar en el Alzheimer o cuerpos de Lewy, en las demencias secundarias el enfoque está en tratar la causa subyacente.
Identificar correctamente el tipo de demencia, incluidas las secundarias, es esencial para ofrecer un tratamiento personalizado, ralentizar el deterioro y mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno.
¿Qué es el deterioro cognitivo leve?

El deterioro cognitivo leve (DCL) se define como un estado intermedio entre el envejecimiento normal y la demencia. Las personas con DCL presentan una ligera disminución en alguna función cognitiva (como la memoria o la atención), pero sin que ello interfiera significativamente en su vida cotidiana.
A diferencia de los tipos de demencia, en el DCL el individuo conserva su autonomía funcional. No obstante, en algunos casos, puede progresar hacia una demencia, especialmente cuando está afectada la memoria.
Diferencias clave entre deterioro cognitivo leve y demencia
- Grado de afectación: en el DCL, los cambios cognitivos son leves y no impiden llevar una vida independiente. En los tipos de demencia, el deterioro es más severo y afecta la capacidad funcional.
- Progresión: el DCL puede mantenerse estable durante años, e incluso mejorar. En cambio, la demencia tiende a ser progresiva e irreversible.
- Evaluación clínica: las pruebas neuropsicológicas permiten diferenciar entre ambos. En los tipos de demencia, los déficits son más evidentes y afectan múltiples dominios cognitivos.
- Reversibilidad: el DCL, en algunos casos, es reversible, especialmente si está relacionado con factores tratables como la depresión o el estrés. La mayoría de los tipos de demencia no tienen cura.
Factores de riesgo comunes

Existen varios factores que aumentan el riesgo tanto de padecer tipos de demencia como de sufrir deterioro cognitivo leve. Estos son los más relevantes:
- Edad avanzada: el principal factor de riesgo, a mayor edad, mayor probabilidad de desarrollar demencia.
- Antecedentes familiares: tener familiares con demencia, especialmente Alzheimer, eleva el riesgo.
- Genética: ciertos genes, como el APOE-e4, están vinculados a mayor predisposición.
Enfermedades cardiovasculares: hipertensión, colesterol alto, ictus y otras afecciones afectan la salud cerebral. - Diabetes tipo 2: mal controlada, puede dañar los vasos sanguíneos del cerebro.
- Sedentarismo: la inactividad física favorece el deterioro cognitivo.
- Bajo nivel educativo: menor reserva cognitiva aumenta la vulnerabilidad ante la demencia.
- Consumo de alcohol y tabaco: especialmente en exceso, aumentan el riesgo de varios tipos de demencia.
- Salud mental: la depresión y el estrés crónico están asociados con un mayor deterioro cognitivo.
Tratamiento y manejo

Actualmente, no existe una cura definitiva para la mayoría de los tipos de demencia, pero sí hay tratamientos que pueden aliviar los síntomas, ralentizar el deterioro y mejorar la calidad de vida del paciente y su entorno.
El abordaje debe ser integral, adaptado a las características individuales de cada persona y centrado tanto en el paciente como en sus cuidadores.
Medicación
- Inhibidores de la colinesterasa (como donepezilo, rivastigmina o galantamina): utilizados en la enfermedad de Alzheimer y algunos otros tipos de demencia para mejorar temporalmente la memoria y otras funciones cognitivas.
- Memantina: indicada en fases moderadas o avanzadas, actúa regulando la actividad del glutamato para proteger las neuronas.
- Antipsicóticos: se emplean con precaución en casos de agitación o alucinaciones, especialmente en demencias como la de cuerpos de Lewy, donde pueden tener efectos adversos graves.
Terapias no farmacológicas
- Estimulación cognitiva: ejercicios y actividades diseñadas para mantener activa la mente y fortalecer habilidades como la memoria, el lenguaje o la atención.
- Terapia ocupacional: ayuda a conservar la autonomía en tareas cotidianas y promueve la seguridad en el hogar.
- Actividades recreativas: arte, música, jardinería o lectura pueden tener un impacto positivo en el bienestar emocional del paciente.
Apoyo psicosocial
- Educación y asesoramiento a cuidadores: conocer la evolución de los diferentes tipos de demencia y saber cómo manejar los síntomas mejora la calidad del cuidado.
- Grupos de apoyo: tanto para cuidadores como para personas con demencia, compartir experiencias reduce el aislamiento y el estrés emocional.
Prevención

Aunque no es posible evitar completamente la aparición de los diferentes tipos de demencia, cada vez hay más evidencia de que adoptar ciertos hábitos saludables puede reducir significativamente el riesgo de desarrollarlos o retrasar su aparición.
A continuación, se enumeran algunas de las estrategias preventivas más efectivas:
- Mantenerse mentalmente activo: actividades como leer, aprender idiomas, resolver crucigramas, tocar un instrumento o realizar juegos de lógica estimulan el cerebro y fortalecen la reserva cognitiva.
- Practicar ejercicio físico regular: caminar, nadar, montar en bicicleta o realizar ejercicios de fuerza y equilibrio, mejora la salud cardiovascular y cerebral, reduciendo el riesgo de deterioro cognitivo.
- Seguir una dieta equilibrada: la dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, legumbres, pescado, aceite de oliva y frutos secos, se asocia con menor incidencia de varios tipos de demencia, gracias a su efecto antiinflamatorio y antioxidante.
- Controlar factores de riesgo vascular: mantener la presión arterial, el colesterol y la glucosa en niveles saludables es clave, especialmente en la prevención de la demencia vascular.
- Dormir adecuadamente: el sueño de calidad favorece la eliminación de proteínas tóxicas como la beta-amiloide, asociada al Alzheimer. Dormir mal de forma crónica puede acelerar el deterioro cognitivo.
- Evitar el aislamiento social: las relaciones personales, la participación en actividades comunitarias y el contacto social frecuente estimulan la mente y mejoran el estado de ánimo.
- No fumar y moderar el consumo de alcohol: evitar estas sustancias ayuda a preservar la salud del sistema nervioso y reduce el riesgo de daño cerebral progresivo.
Conocer los diferentes tipos de demencia y diferenciarlos del deterioro cognitivo leve es esencial para una intervención temprana y eficaz.
Aunque el envejecimiento es un proceso natural, no debemos asumir que la pérdida de memoria o los cambios cognitivos significativos son normales.
La detección precoz permite planificar mejor el futuro, acceder a tratamientos adecuados y brindar apoyo a quienes lo necesitan.
En Neuraces, estamos comprometidos con la promoción de la salud cerebral y el bienestar de las personas mayores. Si tienes dudas sobre la memoria o el comportamiento de un ser querido, no dudes en consultar con un profesional.