
Clara Ramos
Fisioterapeuta
La epilepsia es un trastorno neurológico crónico que afecta a millones de personas en todo el mundo. Se caracteriza por la presencia de crisis epilépticas recurrentes, las cuales pueden variar en intensidad y manifestaciones según el tipo de epilepsia.
Esta condición no solo impacta la salud física, sino también la calidad de vida de quienes la padecen, afectando su desarrollo social, emocional y profesional.
Comprender los diferentes tipos de epilepsia, sus causas y síntomas es fundamental para un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado.
Además, el manejo de la enfermedad ha evolucionado con un enfoque transdisciplinar, integrando especialidades médicas, psicológicas, educativas y sociales para brindar un tratamiento más completo y mejorar el bienestar de los pacientes.
En este artículo, explicaremos en detalle qué es la epilepsia, sus tipos más comunes y cómo un abordaje transdisciplinar puede marcar la diferencia en el tratamiento y la calidad de vida de quienes viven con esta condición.
¿Qué es la epilepsia?

La epilepsia es un trastorno neurológico crónico caracterizado por la aparición de crisis epilépticas recurrentes debido a una actividad anormal en el cerebro. Estas crisis pueden manifestarse de diversas formas, desde breves episodios de ausencia hasta convulsiones generalizadas que afectan todo el cuerpo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la epilepsia es una de las enfermedades neurológicas más frecuentes, afectando aproximadamente a 50 millones de personas en todo el mundo.
Puede presentarse a cualquier edad y tiene múltiples causas, que incluyen factores genéticos, lesiones cerebrales, infecciones o trastornos del desarrollo.
Causas y factores de riesgo
La epilepsia puede tener distintos orígenes, y en algunos casos, la causa exacta es desconocida. Entre los factores de riesgo más comunes se encuentran:
- Factores genéticos: algunas formas de epilepsia tienen un componente hereditario, lo que sugiere una predisposición genética.
- Lesiones cerebrales: golpes en la cabeza, accidentes cerebrovasculares o tumores pueden desencadenar crisis epilépticas.
- Infecciones del sistema nervioso central: enfermedades como meningitis, encefalitis o neurocisticercosis pueden provocar epilepsia.
- Trastornos del desarrollo: condiciones como el autismo o la parálisis cerebral pueden estar asociadas con la epilepsia.
- Alteraciones metabólicas o vasculares: problemas en el metabolismo o falta de oxígeno en el cerebro pueden contribuir a la aparición de crisis.
¿Qué tipos de epilepsia existen?

La epilepsia no es una enfermedad única, sino un conjunto de trastornos neurológicos que se manifiestan a través de crisis epilépticas con diferentes características.
Según la Liga Internacional contra la Epilepsia (ILAE), la clasificación actual distingue la epilepsia según el origen de la actividad anormal en el cerebro, dividiéndola en tres tipos principales: focal, generalizada y de origen desconocido.
Cada tipo de epilepsia presenta síntomas específicos y requiere un enfoque diagnóstico y terapéutico particular.
Epilepsia focal
La epilepsia focal, también conocida como epilepsia parcial, se origina en una región específica del cerebro. Puede afectar solo una parte del cuerpo o generar alteraciones en la conciencia.
Los síntomas dependen de la zona cerebral afectada y pueden incluir:
- Movimientos involuntarios en una parte del cuerpo (brazos, piernas, cara).
- Sensaciones extrañas como hormigueo, calor o frío en determinadas áreas.
- Alteraciones en la percepción (destellos de luz, cambios en el sentido del gusto u olfato).
- Pérdida parcial de conciencia o desconexión momentánea del entorno.
Ejemplos de epilepsias focales
- Epilepsia del lóbulo temporal: afecta la memoria y emociones, pudiendo causar alucinaciones auditivas o sensaciones de déjà vu.
- Epilepsia del lóbulo frontal: se asocia con movimientos bruscos y repetitivos, muchas veces durante el sueño.
Epilepsia generalizada
En la epilepsia generalizada, la actividad epiléptica afecta ambos hemisferios cerebrales desde el inicio de la crisis. Estas crisis suelen comprometer la conciencia y pueden manifestarse con movimientos bruscos o episodios de ausencia.
Tipos de crisis epilépticas generalizadas
- Crisis de ausencia: pérdida breve de la conciencia sin movimientos convulsivos. La persona parece estar desconectada por unos segundos y luego retoma la actividad sin recordar el episodio.
- Crisis tónico-clónicas: son las más conocidas e incluyen una fase de rigidez corporal seguida de movimientos espasmódicos (convulsiones). Pueden durar de segundos a minutos.
- Crisis mioclónicas: sacudidas breves y rápidas en brazos o piernas, sin pérdida de conciencia.
- Crisis atónicas: pérdida repentina del tono muscular, lo que provoca caídas bruscas.
Este tipo de epilepsia suele diagnosticarse en la infancia o adolescencia y puede requerir un tratamiento prolongado con medicamentos específicos.
Epilepsia de origen desconocido
En algunos casos, no se puede identificar con certeza si la epilepsia es focal o generalizada. A esto se le denomina epilepsia de origen desconocido. Se sospecha que puede deberse a factores genéticos o anomalías cerebrales aún no detectadas por los métodos diagnósticos actuales.
El conocimiento de los distintos tipos de epilepsia es esencial para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
Un abordaje transdisciplinar, que incluya neurología, psicología, fisioterapia y otros enfoques, es clave para mejorar la calidad de vida de los pacientes y adaptar el tratamiento a sus necesidades específicas.
La importancia de un enfoque transdisciplinar para un tratamiento integral

El tratamiento de la epilepsia ha evolucionado más allá del enfoque exclusivamente médico para integrar un modelo transdisciplinar, en el que diferentes especialidades trabajan juntas para mejorar la calidad de vida del paciente.
Este enfoque permite abordar no solo el control de las crisis epilépticas, sino también el impacto psicológico, social y funcional que la enfermedad puede generar.
A continuación, exploramos las disciplinas clave en el manejo de la epilepsia y su contribución al tratamiento integral.
Enfoque médico: neurología
El enfoque médico es el pilar fundamental en el tratamiento de la epilepsia y la intervención de un neurólogo es esencial para garantizar un diagnóstico preciso y un manejo adecuado.
Este especialista tiene la tarea de evaluar el tipo de epilepsia, el origen de las crisis y las características particulares del paciente, lo que le permite personalizar el tratamiento para obtener los mejores resultados.
Psicología y neuropsicología
La epilepsia no solo afecta la función neurológica, sino también el bienestar emocional y la cognición del paciente.
Impacto psicológico y emocional
- Ansiedad y depresión son frecuentes en pacientes con epilepsia debido al miedo a las crisis y el estigma social.
- La terapia psicológica ayuda a mejorar la autoestima y el afrontamiento de la enfermedad.
Evaluación y rehabilitación neuropsicológica
- Algunos tipos de epilepsia afectan la memoria, la atención y el lenguaje.
- La neuropsicología evalúa el impacto de la epilepsia en las funciones cognitivas y propone estrategias de rehabilitación.
Fisioterapia y rehabilitación
En ciertos casos, la epilepsia puede causar problemas motores, especialmente en epilepsias asociadas a trastornos del desarrollo o crisis que provocan caídas.
- La fisioterapia neurológica ayuda a mejorar la coordinación y la fuerza muscular.
- Programas de rehabilitación motora pueden ser necesarios en pacientes con daño cerebral secundario a crisis prolongadas.
- Técnicas de relajación y control del estrés pueden contribuir a la reducción de crisis en algunos pacientes.
Trabajo social y educación
El impacto de la epilepsia en la vida cotidiana requiere un acompañamiento social y educativo, especialmente en niños y adolescentes.
- Adaptación en el entorno escolar y laboral.
- Estrategias para mejorar el aprendizaje y la inclusión en la escuela.
- Ajustes en el ámbito laboral para facilitar la integración de personas con epilepsia.
- Apoyo social y asesoramiento familiar.
- Grupos de apoyo para pacientes y cuidadores.
- Educación sobre primeros auxilios en crisis epilépticas para el entorno del paciente.
En definitiva, el tratamiento de la epilepsia es un proceso complejo que requiere un enfoque integral y personalizado, dado que cada paciente presenta características y necesidades únicas.
A través de un abordaje médico adecuado es posible controlar las crisis y mejorar significativamente la calidad de vida de los pacientes.
Sin embargo, la epilepsia no solo afecta al aspecto neurológico, sino también al bienestar emocional, social y funcional, por lo que es fundamental adoptar un modelo transdisciplinar. Este enfoque, que involucra neuropsicólogos, fisioterapeutas y otros especialistas, permite un tratamiento completo que va más allá de la simple reducción de las crisis, abarcando todos los aspectos de la vida del paciente.