
Luis Sánchez
Neuropsicólogo
La electroterapia se ha consolidado en las últimas décadas como una de las técnicas más innovadoras dentro de la rehabilitación neurológica.
Cada vez más profesionales de la fisioterapia y la neurorehabilitación la incorporan en sus programas terapéuticos debido a su capacidad para mejorar la movilidad, reducir el dolor y potenciar la recuperación funcional de los pacientes.
Pero ¿qué es exactamente, cómo funciona y cuáles son sus beneficios más relevantes? En este artículo entraremos en detalle sus aplicaciones y el impacto que puede tener en la calidad de vida de quienes enfrentan secuelas neurológicas.
¿Qué es la electroterapia?

La electroterapia se basa en la aplicación de corrientes eléctricas controladas con fines terapéuticos.
A través de electrodos colocados sobre la piel, se generan estímulos eléctricos que interactúan con las fibras nerviosas y musculares, provocando respuestas fisiológicas específicas.
Dependiendo del tipo de corriente y de la intensidad aplicada, el objetivo puede variar desde aliviar el dolor hasta estimular la contracción muscular para prevenir la atrofia.
Este método no es invasivo y suele ser indoloro, lo que lo convierte en una herramienta atractiva tanto para pacientes como para terapeutas.
Además, puede adaptarse a diferentes fases del proceso de rehabilitación, desde etapas tempranas posteriores a una lesión neurológica hasta fases más avanzadas orientadas a la recuperación funcional.
Fundamentos de la rehabilitación neurológica

La rehabilitación neurológica busca recuperar, en la medida de lo posible, las funciones motoras, sensoriales y cognitivas de personas que han sufrido lesiones en el sistema nervioso central o periférico.
Accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos, lesiones medulares o enfermedades neurodegenerativas son algunas de las condiciones más frecuentes que requieren este tipo de intervención.
En este contexto, la electroterapia se presenta como un complemento ideal, ya que actúa directamente sobre los músculos debilitados y las conexiones nerviosas alteradas, potenciando los efectos de otras técnicas como la fisioterapia manual, la terapia ocupacional o la robótica aplicada a la rehabilitación.
Tipos de electroterapia y sus aplicaciones

No todas las modalidades de electroterapia funcionan igual ni tienen los mismos objetivos. Entre las más utilizadas en rehabilitación neurológica encontramos:
1. Estimulación eléctrica funcional (FES)
La FES busca activar grupos musculares específicos mediante impulsos eléctricos para reproducir movimientos funcionales. Se utiliza, por ejemplo, en pacientes con hemiplejía tras un ictus, ayudando a levantar el pie durante la marcha o a recuperar la extensión de la mano.
2. Estimulación transcutánea nerviosa (TENS)
El TENS se orienta principalmente al control del dolor. Actúa sobre las fibras nerviosas responsables de transmitir señales dolorosas al cerebro, bloqueándolas o reduciendo su intensidad. Es muy útil en pacientes con neuropatías periféricas o dolor crónico post-lesional.
3. Corrientes rusas o de media frecuencia
Estas corrientes generan contracciones musculares intensas que contribuyen a la prevención de la atrofia y al fortalecimiento muscular. Resultan beneficiosas en fases avanzadas de rehabilitación, cuando el paciente ya ha recuperado cierto nivel de movilidad.
4. Estimulación eléctrica transcraneal (tDCS)
Aunque menos difundida, la estimulación transcraneal por corriente directa se está investigando como una herramienta prometedora para modular la actividad cortical. Podría favorecer la neuroplasticidad y mejorar el rendimiento en terapias cognitivas y motoras.
Beneficios en pacientes neurológicos

El impacto positivo de la electroterapia en rehabilitación neurológica se refleja en diferentes dimensiones de la recuperación:
- Prevención de la atrofia muscular: al inducir contracciones en músculos inactivos, se evita la pérdida de masa y fuerza.
- Mejora de la movilidad: la estimulación de grupos musculares específicos favorece la recuperación de patrones de movimiento funcional.
- Reducción del dolor: técnicas como TENS alivian molestias crónicas y mejoran la tolerancia al esfuerzo.
- Estimulación de la neuroplasticidad: los impulsos eléctricos facilitan la reorganización de las conexiones neuronales dañadas.
- Incremento de la motivación del paciente: observar mejoras rápidas, como la posibilidad de mover un miembro previamente inmóvil, eleva la moral y la adherencia al tratamiento.
Evidencia científica y estudios relevantes

Numerosos estudios avalan el uso de la electroterapia en rehabilitación neurológica. Investigaciones recientes señalan que su aplicación en pacientes post-ictus mejora la funcionalidad del miembro superior, especialmente cuando se combina con ejercicios intensivos.
Asimismo, en personas con lesión medular incompleta, se ha demostrado que la estimulación eléctrica funcional puede favorecer la recuperación de la marcha y mejorar la calidad de vida.
A nivel experimental, la combinación de electroterapia con técnicas de realidad virtual y robótica está mostrando resultados prometedores, lo que abre la puerta a tratamientos cada vez más personalizados y efectivos.
Casos clínicos donde la electroterapia marca la diferencia
- Accidente cerebrovascular (ACV): pacientes que han perdido movilidad en la mano o el pie suelen recuperar fuerza y coordinación con programas de FES.
- Lesiones medulares incompletas: algunos logran ponerse de pie o caminar con ayuda gracias a la estimulación de grupos musculares clave.
- Esclerosis múltiple: la electroterapia contribuye al alivio del dolor y a la mejora de la fatiga muscular.
- Parálisis cerebral infantil: se utiliza para fomentar el desarrollo motor y evitar la rigidez articular.
Integración en programas de rehabilitación

La clave del éxito no está en aplicar electroterapia de forma aislada, sino en integrarla dentro de un plan global de rehabilitación. Esto implica combinarla con:
- Ejercicios de fisioterapia manual para mejorar la movilidad articular.
- Entrenamiento funcional que traslade la estimulación eléctrica a tareas de la vida diaria.
- Apoyo psicológico que motive al paciente a perseverar en el proceso.
- Tecnologías complementarias como exoesqueletos robóticos o plataformas de realidad virtual.
El papel del fisioterapeuta es fundamental para ajustar parámetros como la intensidad, frecuencia y duración de la estimulación, garantizando así que los efectos sean seguros y efectivos.
Diferencias con la electroestimulación

Aunque a menudo se utilizan como sinónimos, electroterapia y electroestimulación no son exactamente lo mismo. Ambas técnicas emplean corrientes eléctricas, pero sus objetivos y aplicaciones difieren:
- Electroterapia: se centra en el tratamiento terapéutico. Su finalidad principal es aliviar el dolor, mejorar la circulación sanguínea, estimular la neuroplasticidad y favorecer la recuperación funcional en pacientes con lesiones neurológicas o musculoesqueléticas.
Ejemplos comunes son la estimulación transcutánea nerviosa (TENS), las corrientes interferenciales o la estimulación eléctrica transcraneal.
- Electroestimulación: busca provocar contracciones musculares mediante impulsos eléctricos. Se utiliza para fortalecer músculos, prevenir la atrofia y mejorar el rendimiento físico.
Tiene aplicaciones en la rehabilitación tras una inmovilización, pero también en el ámbito deportivo y estético. Modalidades como la EMS (Electrical Muscle Stimulation) o la FES (Functional Electrical Stimulation) forman parte de esta categoría.
En resumen, la electroterapia tiene un enfoque más médico y clínico, mientras que la electroestimulación se orienta a la activación y tonificación muscular.
Ambas pueden complementarse dentro de un programa de rehabilitación, pero su elección dependerá siempre de las necesidades y objetivos específicos de cada paciente.
Futuro en la neurorehabilitación

El futuro de la electroterapia parece estar marcado por la personalización y la integración tecnológica.
Las nuevas investigaciones buscan desarrollar dispositivos portátiles que permitan a los pacientes continuar la estimulación en su propio hogar, con la supervisión remota de especialistas.
Además, la combinación de electroterapia con inteligencia artificial y aprendizaje automático podría generar protocolos adaptados a las necesidades específicas de cada persona, optimizando así los resultados.
En el ámbito clínico, se espera que la electroterapia siga ganando protagonismo, no solo como herramienta de apoyo, sino como parte esencial de los programas de rehabilitación neurológica.
Integrada en programas personalizados, permite potenciar la recuperación funcional, estimular la neuroplasticidad y mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan lesiones del sistema nervioso.
En definitiva, la investigación y la innovación siguen impulsando el desarrollo de esta técnica, consolidándola como una herramienta clave para el presente y el futuro de la neurorehabilitación.
En Neuraces, estamos comprometidos con ofrecer tratamientos personalizados y basados en evidencia para acompañar a pacientes y familias en su proceso de rehabilitación neurológica.