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Tatiana Almeida

Logopeda

Aunque la disfagia puede parecer un problema aislado, sus efectos pueden ser significativos para la salud y la calidad de vida de quienes la padecen. 

Más allá de la incomodidad que genera, esta afección puede derivar en complicaciones graves, como desnutrición, deshidratación e infecciones respiratorias.

A menudo subestimada, la disfagia afecta tanto a niños como a adultos, siendo especialmente prevalente en personas mayores o en quienes sufren trastornos neurológicos o problemas estructurales en el aparato digestivo

Identificar y tratar esta condición de manera adecuada es fundamental para prevenir riesgos y mejorar el bienestar de los pacientes. Por ello, en este artículo explicaremos de qué se trata la disfagia, analizando sus causas, métodos de diagnóstico y opciones de tratamiento. 

¿Qué es la disfagia?

Disfagia vector

La disfagia es un trastorno que se manifiesta como dificultad para tragar alimentos, líquidos o incluso saliva, lo que puede afectar la alimentación adecuada y poner en riesgo la salud de quien la padece. 

Este problema puede surgir en cualquier etapa del proceso de deglución y dependiendo de su localización y causa, se clasifica en dos tipos principales: disfagia orofaríngea y disfagia esofágica.

Disfagia orofaríngea

Afecta la fase inicial de la deglución, que incluye la transferencia de alimentos desde la boca hacia el esófago. 

Esta forma es común en personas con trastornos neurológicos como accidentes cerebrovasculares, Parkinson o esclerosis múltiple, así como en pacientes con debilidad muscular.

Disfagia esofágica

Se produce cuando hay un problema en el esófago que dificulta el paso de los alimentos hacia el estómago. Las causas más usuales incluyen el estrechamiento del esófago (estenosis), reflujo gastroesofágico crónico, tumores o anillos esofágicos.

¿Cuáles son las causas más frecuentes?

Molestias al tragar

La disfagia es un síntoma que puede estar relacionado con diversas enfermedades y condiciones médicas. A continuación, se describen las causas más frecuentes, agrupadas por su origen.

Trastornos neurológicos

El sistema nervioso juega un papel crucial en la coordinación de los músculos y nervios que participan en la deglución. Cuando este sistema se ve afectado, se pueden generar dificultades para tragar. Entre las causas neurológicas más comunes destacan:

Problemas estructurales

Las alteraciones físicas en la anatomía del esófago o estructuras adyacentes son una causa común de disfagia esofágica. Estas incluyen:

Envejecimiento

En personas mayores, la disfagia puede aparecer como parte del proceso natural de envejecimiento, conocido como presbifagia. Los cambios fisiológicos asociados incluyen:

Otras condiciones médicas

Diversas enfermedades sistémicas o específicas pueden contribuir al desarrollo de disfagia, entre ellas destacaremos:

Diagnóstico y síntomas 

Diagnóstico paciente y efectos

El diagnóstico y la identificación de los síntomas de la disfagia son fundamentales para abordar esta condición de manera eficaz. 

Reconocer los signos tempranos puede prevenir complicaciones graves, mientras que un enfoque diagnóstico preciso permite personalizar el tratamiento según las necesidades del paciente.

Síntomas de la disfagia

La disfagia puede manifestarse de diversas formas, dependiendo de si afecta la fase orofaríngea o esofágica de la deglución. Los síntomas varían en severidad, desde molestias leves hasta incapacidades que comprometen seriamente la salud.

Síntomas principales

Síntomas secundarios

Diagnóstico de la disfagia

El diagnóstico de la disfagia comienza con una evaluación clínica detallada, que incluye la recopilación de la historia médica del paciente y una exploración física para identificar signos de debilidad muscular, anomalías estructurales o problemas de coordinación al tragar. 

Los médicos suelen investigar si la dificultad ocurre con alimentos sólidos, líquidos o ambos, y buscan antecedentes de enfermedades neurológicas, reflujo o intervenciones quirúrgicas previas

También se utilizan pruebas específicas como la videofluoroscopia de deglución (VFS), que evalúa en tiempo real el paso de alimentos mezclados con contraste, o la endoscopia flexible, que permite visualizar directamente la garganta y el esófago.

En casos más complejos, se emplean estudios avanzados como la manometría esofágica para medir la presión en el esófago o radiografías y tomografías para detectar anomalías estructurales o complicaciones asociadas. 

Estas pruebas, realizadas por equipos multidisciplinarios, garantizan un diagnóstico preciso y la elaboración de un plan de tratamiento personalizado.

¿Qué tratamientos existen?

Chica bebiendo agua

El tratamiento de la disfagia depende de su causa, gravedad y el impacto que tiene en la vida del paciente. 

Dado que este trastorno puede tener múltiples orígenes, las intervenciones abarcan desde modificaciones en la dieta hasta terapias más avanzadas. A continuación, se detallan los enfoques más comunes para tratar la disfagia.

Rehabilitación y terapia

Cambios en la dieta

En definitiva, la disfagia es un trastorno complejo que afecta la capacidad para tragar y puede tener múltiples causas, desde problemas neurológicos hasta alteraciones estructurales. Un diagnóstico temprano y preciso, combinado con tratamientos adaptados a cada caso, es esencial para prevenir complicaciones graves como desnutrición o aspiración.

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