
Luis Sánchez
Neuropsicólogo
Los síntomas de la esclerosis múltiple son extremadamente variados y representan una de las características más complejas de esta enfermedad neurodegenerativa y autoinmune del sistema nervioso central.
La esclerosis múltiple (EM) se manifiesta de forma diferente en cada persona, lo que convierte su diagnóstico y tratamiento en un verdadero desafío clínico.
Esta variabilidad sintomática se debe al proceso de desmielinización que afecta de forma difusa y asimétrica a diversas regiones del cerebro y la médula espinal. Como consecuencia, cada paciente puede presentar un cuadro clínico único, con fluctuaciones y evolución impredecible.
En este artículo, profundizaremos en los diferentes síntomas de la esclerosis múltiple, su impacto funcional y emocional, y el papel crucial que desempeña la intervención temprana en la mejora del pronóstico y la calidad de vida de los pacientes.
¿Qué es la esclerosis múltiple?

La esclerosis múltiple (EM) es una enfermedad neurológica crónica, autoinmune y desmielinizante que afecta al sistema nervioso central, es decir, al cerebro y la médula espinal.
Se caracteriza por una alteración del sistema inmunitario que ataca por error la mielina, una sustancia que recubre y protege las fibras nerviosas, dificultando la transmisión normal de los impulsos eléctricos entre las neuronas.
Con el tiempo, este proceso de inflamación y desmielinización puede provocar daño axonal irreversible, lo que da lugar a síntomas neurológicos variados y progresivos, que afectan tanto a la función motora como sensitiva, visual, cognitiva o emocional del paciente.
Una enfermedad de mil caras
Una de las características más complejas de la esclerosis múltiple es su presentación heterogénea.
Los síntomas de la esclerosis múltiple pueden ser muy distintos de un paciente a otro, y su curso puede oscilar entre períodos de brotes y remisiones, o bien seguir una evolución lentamente progresiva. Esta variabilidad en la sintomatología y evolución ha llevado a que se la conozca como “la enfermedad de las mil caras”.
Epidemiología: ¿a cuántas personas afecta?
A nivel mundial, se estima que más de 2,8 millones de personas viven con esclerosis múltiple, según datos de la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple (MSIF, 2020). La prevalencia ha aumentado en los últimos años, probablemente por una mayor capacidad diagnóstica y mejor acceso a servicios neurológicos.
En España, la esclerosis múltiple afecta aproximadamente a 55.000 personas, con una incidencia creciente de 2.000 nuevos casos al año.
Se diagnostica con mayor frecuencia entre los 20 y los 40 años, siendo la segunda causa de discapacidad neurológica en adultos jóvenes, solo por detrás de los traumatismos craneoencefálicos. Además, es más común en mujeres, con una proporción de 3 a 1 respecto a los hombres.
Principales síntomas de la esclerosis múltiple

A continuación, se describen los síntomas más comunes, clasificados según el área funcional afectada:
1. Trastornos motores
La afectación de las vías motoras es una de las manifestaciones más frecuentes de la EM:
- Debilidad muscular: sensación de pérdida de fuerza, especialmente en piernas o brazos. Puede dificultar la marcha, la bipedestación o el uso funcional de las extremidades.
- Espasticidad: aumento anormal del tono muscular, con rigidez, espasmos y resistencia al movimiento.
- Fatiga muscular: uno de los síntomas más incapacitantes, presente incluso en fases iniciales. No se alivia con el descanso habitual.
- Temblores o movimientos descoordinados (ataxia): reflejan la alteración del cerebelo o de sus conexiones.
2. Síntomas sensitivos
Los síntomas sensitivos son muy comunes, a menudo de los primeros en aparecer:
- Parestesias: hormigueo, entumecimiento, sensación de “alfileres” en extremidades o cara.
- Hipoestesia: pérdida parcial o total de sensibilidad al tacto, la temperatura o el dolor.
- Sensación de banda apretada: también conocida como “signo del cinturón”, es una opresión torácica característica.
- Dolor neuropático: dolor crónico, quemante o punzante, causado por la disfunción del sistema nervioso central.
3. Alteraciones visuales
La inflamación del nervio óptico (neuritis óptica) es una manifestación común, especialmente en fases iniciales:
- Visión borrosa o pérdida visual parcial: suele afectar un solo ojo y puede estar acompañada de dolor al moverlo.
- Diplopía: visión doble por alteración en los músculos oculomotores.
- Movimientos oculares involuntarios (nistagmo): provocan inestabilidad visual y dificultad para fijar la mirada.
4. Síntomas del equilibrio y la coordinación
Cuando se afecta el cerebelo o los sistemas vestibulares centrales:
- Inestabilidad al caminar o estar de pie.
- Dificultad para coordinar movimientos finos, como escribir o abrochar botones.
- Sensación de vértigo o mareo persistente, incluso sin movimiento.
5. Síntomas cognitivos y psicológicos
Aunque menos visibles, estos síntomas tienen gran impacto en la calidad de vida:
- Alteraciones en la memoria reciente, atención o capacidad para planificar tareas.
- Lentitud en el procesamiento mental: dificultad para seguir conversaciones o realizar varias tareas a la vez.
- Cambios emocionales: ansiedad, depresión y labilidad emocional (pasar rápidamente de la risa al llanto).
- Afectación del juicio o toma de decisiones en estadios más avanzados.
6. Trastornos del habla y la deglución
Cuando las áreas cerebrales que controlan la musculatura orofacial están afectadas:
- Disartria: habla lenta, poco clara o nasal.
- Disfagia: dificultad para tragar, que puede generar riesgo de broncoaspiración o desnutrición.
7. Alteraciones urinarias, digestivas y sexuales
Los síntomas autonómicos también son habituales:
- Urgencia miccional o incontinencia urinaria: necesidad de orinar con frecuencia o pérdida involuntaria de orina.
- Retención urinaria: dificultad para iniciar la micción o vaciar completamente la vejiga.
- Estreñimiento crónico o pérdida del control intestinal.
- Disfunción sexual: pérdida de sensibilidad genital, dificultad para alcanzar el orgasmo o disfunción eréctil.
Importancia de la intervención temprana

Detectar y tratar precozmente los síntomas de la esclerosis múltiple es clave para retrasar la progresión de la enfermedad y preservar la funcionalidad del paciente.
Los beneficios de la intervención temprana se resumen en:
- Prevención del daño irreversible: cuanto antes se frene la inflamación, menor será la destrucción axonal.
- Mejor pronóstico funcional: intervenciones tempranas permiten preservar habilidades motoras, cognitivas y sensoriales.
- Reducción del número y gravedad de los brotes: el tratamiento inmunomodulador precoz mejora el control clínico.
- Mayor autonomía e integración social: retrasar la discapacidad permite al paciente mantener su rol familiar, laboral y social.
Abordaje terapéutico de los síntomas

Una vez diagnosticada la EM, es fundamental implementar un enfoque de tratamiento integral que incluya:
1. Tratamiento farmacológico
- Fármacos inmunomoduladores y antiinflamatorios.
- Tratamiento sintomático específico: relajantes musculares, antiespásticos, antidepresivos, etc.
2. Rehabilitación neurológica
- Fisioterapia neurológica: mejora la movilidad, reduce la espasticidad y entrena el equilibrio.
- Terapia ocupacional: adapta las actividades de la vida diaria y el entorno doméstico o laboral.
- Logopedia: para tratar alteraciones del habla y deglución.
- Neuropsicología: interviene sobre alteraciones cognitivas y emocionales.
3. Educación al paciente y su entorno
- Entender la enfermedad y sus síntomas, mejora la adherencia al tratamiento y reduce la ansiedad.
- La familia y cuidadores también necesitan herramientas de afrontamiento y adaptación.
¿Cuándo sospechar? Señales de alerta

Algunos síntomas de inicio suelen pasar desapercibidos o confundirse con otras patologías. Es importante estar alerta ante:
- Visión borrosa unilateral con dolor ocular.
- Sensaciones anormales persistentes (hormigueos, calambres).
- Debilidad repentina en una extremidad.
- Episodios de inestabilidad inexplicables.
- Fatiga intensa sin causa aparente.
Ante estos síntomas, se recomienda acudir al neurólogo para realizar las pruebas diagnósticas pertinentes (resonancia magnética, potenciales evocados, punción lumbar, etc.).
Por ello, en Neuraces apostamos por la intervención temprana, el abordaje multidisciplinar y la personalización del tratamiento como pilares fundamentales para mejorar el pronóstico de la esclerosis múltiple.
Combinamos el conocimiento clínico con las nuevas tecnologías de rehabilitación neurológica, con el fin de ofrecer terapias efectivas y adaptadas a la realidad de cada paciente.
Nuestro compromiso es acompañar a las personas con EM desde los primeros síntomas, favoreciendo su autonomía, funcionalidad y calidad de vida, así como la de sus familias.